Ya van varios intentos de hacer algo dentro de este blog, fallidos por cierto. No tengo empacho en proclamarme perdedor. Y aunque eso fuera, me gustaría ser el mejor perdedor. Pero no lo sé aún. La idea me está dando vueltas en la cabeza. Todos los diálogos son internos, no hay nadie ajeno, y siempre termino confundido, solo en mis adentros. ¡Por fin! Después de meses de abstinencia textual, aquí está un pequeño resultado. ¡Amén! De que la persona que amo me estuvo empujando indirectamente.
Todo parece estar incompleto hasta que llega ese punto donde todo conecta, aunque solo sea una idea, luego desaparece, se esfuma y no vuelve. Se pierde en el tiempo y en la memoria de este servidor. Suelen haber veces que las ideas me atacan como un aguacero, solo alcanzo a cubrirme con mis manos sobre la cabeza para que pare. Después esas ideas se evaporan, estaban ahí, desaparecen y de ser demasiadas al final no queda rastro de nada. Es triste. He aprendido a vivir con ello, arrastrando todo ese peso, el peso del "costal de las ideas muertas".
Muchas veces he tenido en mis manos las palabras exactas en el momento exacto, y al transcribirlas al papel se leen de maravillas, pero son pocas las veces que ha ocurrido eso. Solo vivo de lamentos, por esas genialidades que van más allá de la idea, más allá de la sintaxis y la semántica. Etéreas. Pero aquí estamos, tratando de plasmar algo de lo que queda, lo rescatado. Yo, mi superyó y mi ello, trabajando todos juntos para armar algo digerible, entendible y aceptable. Aunque la mayoría de las veces no se ponen de acuerdo, no se encuentran o simplemente están muy alejados el uno del otro, dejándome solo con esto.
Quizás redactar no se me dá tanto como yo lo creo, tal vez es solo la ilusión de creer que lo hago bien, sin llegar a algún lado. Quiero entender que esto solo está pasando en mi cabeza, y esto es solo la representación gráfica de lo que estuve pensando hace unos segundos cuando escribía esta línea. Es como si dibujara con letras algunos de mis desordenados pensamientos, nada más. No le escribo a ella, ni a mi madre, ni a las antiguas amigas. Le escribo probablemente a mi subconsciente, que está ahí esperando que logre algo excelso, esperando adormilado en las sombras, rancio y polvoriento por estar cruzado de brazos. No tengo empacho en seguir haciéndolo. Tengo el don de poder escribir bien, de poner algunas ideas a girar en papel (o en el procesador de textos), nada fuera de lo ordinario. Pero siempre me faltará algo, aún no lo logro descifrar. Aunque ocurre también que teniéndolo todo organizado, bien esctructurado al final, reconsidero y siento que no está listo, que debe de ser empezado de cero. Se borra y vuelve a comenzar, y es ahí cuando las ideas algo brillantes se van disipando y comienza lo ordinario, como libro de primaria. Me avergüenzo. Las pocas palabras que van hilando algo sin mucho sentido pierden su valor. Y de esto ya me ha ocurrido varias veces, sin remedio.
¿Y si alguien ahí afuera tiene la cura? ¿Y si busco algo de ayuda? Me creeran inepto o ridículo, por todo lo que está ahí y muy poco se entiende. Solo tengo presente que debo de continuar, seguir transformando las palabras en frases que sean adecuadas, y buscar, sin afán, la perfección. Aunque sea raro, aunque sea borroso, aunque sea algo propio, si lo sigo haciendo llegará el momento en que la mayoría me entienda.
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